Haz perdido la esencia, pero ahora eres todo.
Y aunque tu corazón no viva, hazme sentir que me acompaña.
Déjate ver con la llegada del otoño,
eriza mi piel y enfría mis labios,
Oblígame a sumergirme en aquel océano.
Donde hay calidez que entibia mi cuerpo, y suficientes estrellas para guiar mis apagadas noches.
Llámame a través del viento, haz que quiera correr por aquel camino, llegar hacia nuestro encuentro.
Aquél océano abismal, donde fueron a parar todas nuestras memorias.
Cuando las cigarras me anuncien la llegada del crepúsculo, allí estaré.
De nuevo en la orilla, con un barco pequeño de papel que en su interior, esconde una plegaria y un mensaje. Deseos que viajarán y viajarán hasta aquellas ánimas que decidan devorar la plegaría y hacerte llegar mi mensaje.
Ese es el trato, darles comida, a cambio que te busquen, y te digan cuanto te anhelo. Que te espero en aquel árbol, para que dejes caer en mí tus lágrimas secas, y te conviertas en la hojarasca donde suelo quedarme cuando la tristeza intenta llenarme.
Hasta entonces, arrojo mi alma en aquel cielo invertido, me siento en la orilla y escucho.
Rushi.-