..“SAT NAM JI"..

Bienvenidos a mi blog
Gracias a todos los viajeros que acompañan,
Disfruten la estadía
-Que el eterno sol los ilumine-

03 febrero 2010

Hoy, solo introducción a la sala de torturas~



Knock, Knock…Knockin on heaven’s door… ♪♪♪

¿A qué puertas del cielo estoy golpeando?
Quizás esté consumida por el uso común de las cosas, pero el vacío que tengo dentro no puede ser entendido por ningún sistema de análisis, más allá de la ciencia y la filosofía.
Es como si, el pecho se transformara en una sala de torturas, horas y horas de tenerlo apretado y la garganta retorcida.
Si me preguntaran, sí, respondería que soy feliz.
No tendría porque tener desdicha, tengo una familia que me acredita una gran magnitud de cariño y un par de pocos pero buenos amigos.
A como vienen las cosas, en menos de un mes me voy a estudiar y por sino fuera poco, una de las personas que más quiero, está mejorando de una dura enfermedad.
Pero todavía no comprendo, como es que en mi cabeza no aparece ese famoso “clic” que hace que las piezas calcen en su lugar adecuado. Tengo tantas cosas buenas fragmentadas, pero aún no logro armar el rompecabezas.
Tengo tiempos de frustración en los cuales lo único que suelo hacer es sentarme bajo mi enorme ventanal y observar el cielo. Y también tengo buenos días, donde todo parece menos detestable gracias a que alguien mira mi vida desde un punto de vista feliz.
Desearía que esa persona fuese yo misma, pero lo veo lejano.
Es como si mi alma se encuentra a muchos kilómetros de distancia entre mi corazón, el cual me muerde el pecho porque lo molesta la mente. Es una constante pelea, no puedo coordinar los pasos de aquellos tres motores.
Cada uno reacciona por separado, en diferentes situaciones y es ahí cuando dejo que la realidad me trague. Y la magia se va…
Todos los días, es la misma rutina, aunque haga diferentes cosas.
A la mañana, cuando voy al trabajo, me pregunto “hoy ¿será un día especial?”
A lo que sabios maestros dirían “tu lo haces especial”. O algo como “Si lo ves en tu mente, lo tendrás en tu mano”.
Ojala pudiera convencerme de que fuese así de fácil, levantarme una mañana y decir, hoy… hoy algo me hará sentir distinta. Pero no es así…
Llegó y desayuno, atendemos a la gente, limpiamos los libros, con mi compañera hablados de alguna que otra cosa y después vuelvo a casa, y mi vieja me espera con la comida servida. A veces como mucho y otras no, luego duermo la siesta y después viene lo más difícil. Levantarme y decir “¿che Lu, que carajo hacemos de tu vida hoy?”. Y como es demasiado difícil de responder, me pongo a recordar y compararme con otras personas (sí, error, grave error) y así se pasa la tarde. Y la sala de torturas se mantiene abierta hasta la hora de dormir.
A veces logro aflojar la garganta, cuando estoy al lado de personas que quiero, y me hacen brillar. Es como si tuviera un receso antes de seguir ocupándome del pequeño cuarto de torturas que yo misma me genero.
Tengo un abismo infernal del cual no puedo salir, hasta a veces creo que me gusta. Pero, aunque tire la toalla, no se me permite abandonar el juego de la vida, a nadie se le permite abandonarlo. Debería existir un libro sobre como manipular aquellos vacíos atroces manualmente, con voluntad y paciencia.
Comienzo a obsesionarme con la idea de buscarme un propósito, y recuerdo que he tenido roces con la locura más de una vez.
Necesito salir corriendo, pero es difícil decidir a donde puesto que no se si me adaptaría al ambiente por el cual estaría transitando.
Necesito respirar, pero como en éstos días de calor, y como diríamos en el trabajo “el diafragma esta quieto”.
Necesito hablar sola y comprenderme, pero no me importa mucho porque es más cómodo entender mi razonable realidad, que los pulsos de magia que a veces surgen.
Hay latidos que me gusta escuchar y otros que no, las sinfonías guardadas en mi cuerpo hieren la piel y a veces la aromatizan con un dulce perfume.
Por eso me pregunto, ¿a que puertas del cielo estoy golpeando?
Ya me he caído muchas veces y he renunciado otras tantas. Pero algo me empuja hacia arriba, algo me da alas, pero no lo veo.
¿Acaso aguantar tanto no me convierte en alguien fuerte?
No, la verdad que no.
Estoy cansada de aquellos ánimos que me dan, no quiero que me alimenten con esperanzas que no entiendo, que no veo...que no siento. Pero tampoco tengo mis ánimos propios, así que tampoco tengo derecho a desear que nadie me diga cuan importante es mi vida.
Me siento solitaria, no veo espíritu en ningún rostro y menos en el mío.
Cuanto daría yo por una mirada de comprensión, por ver mi alma a través del reflejo que anuncia mi espejo.
Los sentimientos se van, se alejan. Vuelven frágiles, con alas de fantasía y terminan desplumados por aquel terrible vacío.
Desearía respirar...

Derechos de autor

Las imágenes del blog fueron obtenidas de google, todos los derechos reservados a esa página. Algunas imagenes fueron tomadas por mi cámara fotográfica. Las canciones y poemas que no son míos tienen el nombre de sus respectivos autores.
éste blog fue creado con el propósito de compartir solamente.