La amabilidad y debilidad no se llevan, cariño.
No quiero pagar con agonía el precio por creer que me están quitando las cadenas.
La compasión no es un arma contra la máscara que sueles usar, el amor es libre y eso es todo lo que alguna vez tuve para decir.
No hay una hebra del tiempo, en la cual quiera quedarme.
No dejaré que sueños vacíos se conviertan en la mano que me levanta todos los días.
Haré que entiendas, que en este mundo, no basta con rezar o querer algo.
Se trata de invertir toda la fe en un solo anhelo, que se cumplirá cuando el alma tenga la suficiente experiencia y fuerza para llevarlo adelante.
No dejes que te consuman, y luego arrojen tus cenizas al viento.
Es tu voluntad lo único que salvará tu vida, allá afuera solo hay dominación y conveniencia.
Para ver la belleza que contiene una pequeña esperanza y tal vez parte del mundo, es cuestión de abrir los ojos del corazón, y no de la mente. Porque ella está con nosotros para hacer que nuestro entendimiento exterior sea más fácil, liviano y “razonable”.
A veces la felicidad se encuentra que aquello que creemos y jamás tuvimos oportunidad de ver. Es un impulso que recorre el cuerpo, te eriza la piel y abre una nueva puerta hacia un nuevo pensamiento.
Hoy quiero besar a la lluvia, tener un pequeño mar para mi sola y dejar hundido aquellos anhelos vacíos que ya no han de formar parte de mi vida.
Lo hago porque es mi manera de vivir, lo hago porque lo más hermoso de amar, es saber que en mi interior han nacido pequeños desafíos que algún día maduraran y serán más alimento para mi alma.
Rushi.-