Que incierta que eres, vida. No te comprendo.
Me vas quitando de a pedacitos lo que más quiero.
Y me enfrentas con el mundo.
Me obligas a crecer, tiras de mi para que me eleve.
Pero mis manos duelen.
Me dices que merezco algo más que lo que veo,
La Fe a veces se pierde cuando haces cosas sin que las entienda.
Cuando más se, más lloro.
Y si quiero saber menos, es inevitable que tu me enseñes.
Me diste una columna enclenque y una espalda débil.
Y con los años, supe que tu querías que la sane.
Y eso trato, todos los días.
De enderezarme, pero siempre termino renga.
Ya no se lo que esperas, ya no se lo que quieres.
Me cansé de gritar hasta en el silencio por tus respuestas.
Y aquí estoy, otra vez sin saber que hacer.
Más los que te concocen de verdad, me dicen que siga. Que no quiera entenderte, que te sienta. Pero sentirte a veces me ahoga.
 Me entrenas para una batalla, a la que tengo miedo.
Aunque ya la haya vivido.
Dices que la felicidad terrenal es pasajera.
Que en la iluminación está la verdadera gracia.
¿Pero como evitar desearla? Si me has enviado al mundo.
Quizás esté mal, pero quisiera un poquito para mi.

Alguien desea opinar?

Pongo el pecho, a cambio de balas blandas.
Cambio amabilidad por un poco de dureza.
Entrego un poquito de consciencia a cambio de locura.
Doy mi palabra, a cambio de ternura.
Entrego piedad a cambio de quién cure mis heridas.
Entrego un candado para sentimientos, a quien me de una llave liberadora.
Doy un “acepto” a quien diga “quédate conmigo”.
Entrego alas, a cambio de un rumbo por donde caminar.
Cambio canciones viejas por nuevos instrumentos para mi vida.
Un lugar donde descansar, por ésta ciudad aglomerada.
Inocencia por ingenuidad.
Lealtad por amor.
Mi esencia por nuevas fragancias.
Éste mente salvaje, a cambio de remiendos para mi alma.