Todo lo que arde en fuego, se consume y jamás vuelve.
Así como en cada estación del corazón tendré marcas,
Así quedaran mis memorias en tu cuerpo, te sentenciaré a que me recuerdes en cada lugar.
Ya no tendré mágicas mañanas, y se cerrarán las entradas a tus jardines.
Pero en éste día de duelo, cuando los insectos se estremecen esperando la noche,
Correré lejos, tan lejos que jamás volverás a escuchar mi palpitar.
Y comenzaré de nuevo, y cosechare nuevas nubes para que crezcan y formen lo que en ti he dejado.
Pronto estaré de nuevo en el universo, dejaré que me sane.
Enfrentaré mis odios, y mis miedos a los pies de Shivá.
Voy a jugar el juego de la vida,
Ahora que se lo que es perder, ¿debo renunciar?
No, no lo haré. Porque he aprendido a ver la belleza en el dolor que me ha llegado.
Esperaré en silencio y cabeza gacha la hora de su marcha. Pero lo aceptaré, lo soportaré y cuando ya no quede nada, voy a seguir jugando.
Por que de esa manera, voy a vivir la vida que tanto he anhelado.
Ya no seré la misma, siento nostalgia. Ya no seré la misma, por fin voy a mostrar mi verdadero ser. Ya no estoy triste.