Ojos para la luna

Ya no queda nadie en éste lunes, de vuelta a casa al terminar el trabajo, necesito respirar.
Un día menos, pienso y me coloco los auriculares.
Con mis manos en los bolsillos de la campera, comienzo a caminar lento.
De camino a casa, busco ver aquel parque ahora áspero por la crudeza del invierno.
Una pareja de enamorados se jura amor sentados en un viejo banco, siento tranquilidad al verlos.
Me recuerdan momentos en los cuales creía ciegamente en el amor.
Y en éste mundo de solitarias almas, sonrío.
Muy pronto volveré a florecer.
Y es por eso que en ésta fría noche, pido ojos para la luna.
Que sea testigo de esta profunda intensidad que me impulsa a creer.
Que ella y yo seamos cómplices en el juego, y logremos hacer brillar viejos astros sin fe.
Cantemos una canción de soledad, y permanezcamos en el dolor hasta que se disuelva.
Vieja amiga, motivos de mis prosas en noches de nostalgia, pido ojos para ti.
Sigue mirándome y creyendo en mí.
Quisiera que me acompañes incluso cuando se me incrusten las tinieblas, que te conviertas en los acordes más dulces que calmen mis miedos.
Pido ojos para la luna, para que ella pueda traer el cielo hacia éste suelo y luego me preste su mirada.
Desearía ver la inmensidad del universo que siempre me ha acompañado.
¿Cómo es posible sentirme insegura?
Teniendo en ésta fría noche, una razón… un motivo más para anhelar la vida.
Escuchando los blues que emite el inmenso astro, ya nada me presiona.
Cierro los ojos y comienzo a ver, la posibilidad de soñar no me ha abandonado.
Aún conservo mi pequeña caja sensaciones.